Un Geisha nacido en Puyango se colocó en la categoría de “café presidencial” y se llevó la corona en el Festival Loja Sabor a Café 2025 con 90,4 puntos (valoración según protocolo de la Specialty Coffee Association - SCA). A mil kilómetros, en SanCristóbal, Galápagos, el V Festival del Café reunió a productores y consumidores para mostrar al mundo el proceso que hay detrás de cada taza.
En Loja y en Galápagos, la Fundación Heifer Ecuador conecta a los productores con el mercado mediante acompañamiento técnico y organizativo. En Loja promueve sistemas agroforestales con café de especialidad y premió al productor Joel Granda, ganador de “LojaSabor a Café”, con una despulpadora y un kit de herramientas para podas. En elArchipiélago, su trabajo desde hace cinco años incluye equipamiento, capacitación, fortalecimiento asociativo y una escuela de negocios para impulsar emprendimientos sostenibles.
El café no solo despierta cuerpos. Despierta memorias. En Loja, la madrugada huele a tierra húmeda y a la herencia cafetera de la familia Granda. En San Cristóbal, el aire trae sal, niebla y un volcán que cede minerales a las raíces. Son dos geografías que laten con un mismo pulso: el de un fruto que une a quienes siembran y cosechan identidad.
Loja Sabor a Café, el geisha que escribe un apellido
Joel Granda, de 25 años, es la tercera generación de una familia cafetera. Su nombre consta en el primer lugar del Top 10 de cafés especiales, un concurso realizado dentro del FestivalLoja Sabor a Café 2025, en Loja.
Creció entre plantas y pulpas. Aunque estudia Administración de Empresas, domina los procesos cafeteros. Su conocimiento forma parte de la herencia del abuelo Reinerio y del padre, Wilmer. Un año bastó para saltar tres puestos y tocar la cima: “Cada grano necesita cariño”. Habla de la esperanza que lo empuja a seguir y de la alegría que se posa en la primera taza.
Wilmer Granda, su padre, de 59 años, cuenta que empezó a trabajar con este fruto a los seis o siete y lleva 45 años en esa labor. La finca Huambona se ubica a 1.600 metros sobre elnivel del mar, en Puyango. Hoy mantiene 5,5 hectáreas sembradas y reserva terreno para llegar a 14 o 20. “Elegimos relieves altos y quebrados. Esos suelos dan mejores perfiles”, explica.
El lote ganador se sustenta en una regla simple y estricta: solo cereza en rojo oscuro, con 24–25grados Brix. Desde allí, la partitura: fermentación anaeróbica, fermentación seca o directa, según lo que pide la fruta. “Antes se cosechaba verde y maduro por igual. Ahora cada fruto tiene su punto óptimo”, recuerda Wilmer. El control nace en el vivero: selección de variedades, adaptación de plantas y descarte sin titubeos.
La variedad consentida es el Geisha Verde. “Se adaptó muy bien y entrega perfiles excelentes”, afirma Wilmer. El jurado otorgó 90,4 puntos; con ello, la clasificación subió a “café presidencial”. La producción anual de la familia Granda bordea 70–80 quintales en oro, con procesos “lavado y natural”. El calendario obedece a dos estaciones y a un hecho decisivo: la lluvia de octubre. Si la flor no cuaja ese mes, la cosecha cae.
El origen de las plantas vencedoras nació en casa, cuenta Wilmer. “Mi hermano me regaló unas semillas.Hicimos vivero y adaptamos todo al terreno.” Las plántulas entregadas por laPrefectura están creciendo, aún no entran en producción. “Si dan buen perfil de taza, seguimos. Si no, trabajamos con lo que ya comprobamos”, afirma.
Los premios
Al premio económico y al kit para podas se suma una despulpadora, entregada por Fundación Heifer Ecuador. Este equipo permite procesar el fruto el mismo día y en su punto de24–25 Brix. Cuando Wilmer era joven, toda la comunidad usaba una despulpadora ubicada en el centro de la parroquia. La fila alargaba la jornada y aumentaba el riesgo de sobre fermentación. Con equipo propio, Huambona gana tiempo crítico y abre un servicio que suma valor en origen.
Para la familia Granda falta un premio más: compradores que apuesten por el origen, contratos que sostengan el precio y visitas a la finca. “Quien ve el origen entiende el valor de la taza”, insiste Wilmer.
Galápagos, Ranti y ASOSAMOGAL muestran el café insular
El V Festival del Café deGalápagos contó con el apoyo de Fundación Heifer Ecuador, que trabaja desde2019 en el Archipiélago. El encuentro convocó a productores, marcas y visitantes en San Cristóbal. Incluyó recorrido por stands, un taller sensorial en Ranti y una gira de campo para observar producción y pos cosecha.
Marcos Medina, dueño dela cafetería Ranti, un negocio nacido en pandemia cuyo nombre significa “dar para recibir”, contó que el café en San Cristóbal se asentó en baja altura, entre 300 y 400 msnm, sobre suelo volcánico y con dos estaciones marcadas. La planta aprendió a esperar. No siempre llegó el agua y el riego no siempre resultó viable. La adaptación escribió su genética. Las variedades convivieron en mezcla: Borbón de los inicios, Caturra, Típica, Villalobos, Colombia yCastillas.
Fincas que producen sueños grandes
La Asociación deProducción Agropecuaria Santa Mónica de Galápagos, ASOSAMOGAL, suma 17 socios.Solo siete producen café; lo hacen en parcelas de un cuarto de hectárea, media o tres. El volumen no asombró; el origen sí. Ranti almacenó entre 10 y 12 sacos de 125 libras para todo el año.
Fundación Heifer Ecuador entró con un aporte decisivo: una escuela de negocios para fijar costos, estructurar precios y sostener márgenes. También llegó equipo: una marquesina para secado en época de lluvia y herramientas para estabilizar la pos cosecha. La meta pareció simple y resultó compleja: estandarizar procesos y abrir una ventana de agroturismo que alivió la carga del modelo turístico clásico.
El festival empujó ese cruce: parque nacional en la mañana, área rural por la tarde, taza en la mesa con el tostador al lado. La isla conoció mejor al turista y el visitante entendió el mapa del grano.